
El mercado ilegal de medicamentos en Cuba:
sobrevivir entre la escasez y la corrupción
La escasez de medicamentos ha impulsado un mercado informal sostenido por el desvío institucional y la desesperación. Medicinas esenciales se venden en redes sociales y puntos clandestinos, con precios arbitrarios y riesgos para la salud. La calle se ha convertido en la farmacia más accesible.
En Cuba, acceder a un medicamento puede convertirse en una carrera de obstáculos. Cuando una receta se convierte en una esperanza, muchas veces la única opción es salir a la calle a buscarlo, lejos de las farmacias desabastecidas. Así ha proliferado un mercado ilegal de medicamentos que se sostiene sobre la desesperación de las personas enfermas y gracias al tráfico informal y al desvío institucional.
El primer eslabón de esta cadena se encuentra dentro del propio sistema de salud. Medicamentos destinados a hospitales, farmacias o instituciones estatales son desviados por empleados, técnicos o personal médico que, ante bajos salarios y una demanda creciente, los venden a intermediarios o directamente al consumidor final. Esto incluye desde antibióticos hasta prótesis, pasando por sueros, psicofármacos, e incluso los medicamentos del «Tarjetón» –aquellos para pacientes con enfermedades crónicas que tienen que ser adquiridos de manera regular en las farmacias.
Algunos insumos llegan también desde el exterior. Medicamentos enviados por familiares o donaciones terminan vendidos en redes privadas, a menudo sin que el destinatario original lo sepa. Estas medicinas, en algunos casos, están vencidas o en mal estado, lo que multiplica los riesgos para los pacientes.
Una vez en manos de vendedores o revendedores, estos productos se comercializan a través de grupos de compraventa en redes sociales (WhatsApp, Telegram, Facebook), así como en puntos físicos informales: vendedores ambulantes, casas convertidas en minifarmacias o personas que trabajan de forma discreta por encargos. La mayoría exige pagos en efectivo; en algunos casos, se rechazan las transferencias electrónicas, lo que dificulta rastrear el dinero.
Venta en el mercado informal de medicamentos
Los precios son completamente arbitrarios y oscilan según la urgencia, la escasez y el tipo de medicamento. Por ejemplo, un artículo del diario oficial Escambray señala que, según listados recientes revisados en grupos privados, una caja de Amoxicilina puede costar 700 CUP (1,81 USD), el Rosefín, 650 CUP (1,68USD), la Levotiroxina Sódica (25 tabletas), hasta 750 CUP (1,94 USD) y una prótesis de cadera puede alcanzar los 60.000 CUP (155, 84 USD).
También revela que se paga «por la izquierda» para asegurar acceso a ciertos tratamientos como radioterapia, que en algunos casos «ha llegado a costar hasta 70.000 CUP (181,81 USD)». Estos pagos, aclara, no siempre se negocian directamente, sino que «ya hay médicos o administrativos que se encargan de eso».
Otro peligro del mercado informal es la falsificación o adulteración. Algunas personas rellenan envases con productos vencidos, modifican fechas de caducidad o venden placebos. El Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos en Cuba ha alertado sobre este fenómeno, luego de registrar afectaciones graves en pacientes que consumieron productos adquiridos en la calle.
Para ciertos tratamientos —especialmente para enfermedades crónicas, psiquiátricas u oncológicas—, los médicos han empezado a exigir una revisión de autenticidad y la firma de consentimientos informados cuando el medicamento proviene del exterior o del mercado informal.
Pese a los riesgos, la compra informal de medicamentos ya es parte del día a día de miles de cubanos. La escasez ha generado una aceptación tácita de estas redes ilegales, que se ven menos como un crimen y más como un servicio de emergencia.
Mientras las autoridades aseguran que se priorizan medicamentos para pacientes graves, crónicos y niños, los cubanos siguen recurriendo a lo único que les queda a mano: la calle, el contacto, la inventiva… y una red informal que, aunque ilegal, se ha convertido en la única farmacia que nunca cierra.
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«La privatización silenciosa: Prácticas de corrupción en el Sistema Nacional de Salud cubano» es una investigación realizada por el equipo de Casa Palanca con aporte de datos de Cubadata.