Metodología y resultados

La privatización silenciosa: prácticas de corrupción en el Sistema Nacional de Salud cubano

En Cuba, la corrupción en el sistema de salud pública afecta con más fuerza a los sectores más vulnerables, especialmente a adultos mayores y personas en pobreza extrema. Pagos indebidos, escasez de medicamentos y redes informales marcan el acceso a tratamientos vitales, profundizando la desigualdad en un país cada vez más envejecido.

Con el apoyo de Cubadata se realizó un estudio cuantitativo de tipo transversal mediante una encuesta anónima y confidencial aplicada a 2.141 personas residentes en Cuba. La selección de la muestra se realizó de manera intencional, garantizando la representatividad de las distintas regiones del país: La Habana (19%), Oriente (41.4%), Centro (28.1%) y Occidente (11.5%).  

La muestra estuvo compuesta por 39.7% de mujeres y 60.3% de hombres. En cuanto a la distribución por edad, el 26% tenía entre 18 y 29 años, el 43% entre 30 y 44 años, el 22.1% entre 45 y 59 años, y el 8.9% tenía 60 años o más. En términos de autoidentificación racial, el 58.6% de los encuestados se identificó como blanco, el 29.3% como mestizo, el 11.4% como afrodescendiente y el 0.7% en otras categorías. En cuanto a la situación laboral, el 38.4% eran empleados estatales, el 13.5% empleados privados, el 22.9% trabajadores independientes, el 9.5% amas de casa, el 7.5% estudiantes, el 5.1% desempleados y el 3% jubilados.  

Se diseñó un cuestionario estructurado con preguntas cerradas y escalas de medición para evaluar el acceso a los servicios de salud y la presencia de prácticas corruptas dentro del SNS cubano. La encuesta incluyó ítems sobre frecuencia de uso del sistema de salud, acceso a servicios médicos, experiencias de pagos informales o uso de contactos personales para recibir atención, impacto económico de estas prácticas y percepción de legitimidad del gobierno y disposición a la protesta civil.  Para la medición de la percepción de legitimidad del gobierno y la intención de protesta civil, se utilizaron escalas tipo Likert de 1 a 5 y de 1 a 7, respectivamente, donde valores más altos indicaban una mayor percepción de legitimidad o una mayor disposición a la protesta.  

La recolección de datos se llevó a cabo durante enero de 2025, mediante encuestas aplicadas de forma remota. Se garantizó el carácter anónimo y confidencial de las respuestas, informando a los participantes sobre los objetivos del estudio y su derecho a la privacidad y voluntariedad en la participación.

Los resultados revelan que la corrupción en el acceso a la salud en Cuba no es un problema aislado, sino un fenómeno estructural que afecta a la mayoría de la población. Lejos de ser un derecho garantizado, la atención médica ha sido absorbida por un sistema de mercado informal donde el acceso depende del dinero y las conexiones personales.

Además de su impacto en la salud y la economía familiar, esta realidad erosiona la confianza en las instituciones y aumenta la intención de protesta civil. La situación es particularmente crítica para los adultos mayores y las personas con menos recursos, quienes enfrentan las mayores barreras para acceder a los servicios médicos.

Acceso a los servicios de salud  

El 80.1% de los encuestados reportó haber necesitado atención médica en el último año. De este grupo, solo el 9.2% indicó haber podido acceder siempre a los servicios de salud requeridos, mientras que el 23.1% señaló que lo logró la mayoría de las veces, el 54.6% solo algunas veces y el 13.0% nunca pudo acceder a la atención médica necesaria.  

Prevalencia de pagos informales y uso de contactos personales  

Entre quienes requirieron atención médica, el 74.3% reportó haber tenido que pagar por servicios médicos o medicamentos que deberían ser gratuitos. Asimismo, el 78.0% señaló haber recurrido a contactos personales para acceder a dichos servicios.  

En relación con los actores que facilitan el acceso a los servicios de salud mediante estas prácticas, los encuestados identificaron con mayor frecuencia a intermediarios externos (34.5%), seguidos de personal administrativo del sistema de salud (19.8%), enfermeros/as (17.1%), médicos (15.3%) y otros actores (13.3%).  

Frecuencia de las prácticas informales por región  

El 56.9% de los encuestados manifestó que pagar o recurrir a contactos personales es una práctica que realiza siempre o con frecuencia. Esta tendencia se mantiene en todas las regiones del país, con ligeras variaciones: La Habana (66.6%), Occidente (58.8%), Oriente (55.8%) y Centro (51.9%).  

Cuando se les preguntó sobre la percepción general de la extensión de estas prácticas en el país, el 82.4% de los encuestados indicó que la corrupción en el sistema de salud está muy extendida o extendida, mientras que solo el 2.4% consideró que no existe. 

Impacto económico de los pagos informales en la salud  

El 52.2% de los encuestados reportó haber dejado de buscar atención médica debido a los costos asociados a los pagos informales. En términos de afectación económica, el 45.0% afirmó que pagar por servicios de salud ha representado un impacto económico significativo en su hogar, mientras que solo el 8.2% manifestó que estos pagos no le han afectado financieramente.  

Los servicios médicos por los que se reporta con mayor frecuencia el pago de sobornos o uso de contactos incluyen: obtención de medicamentos (57.6%), procedimientos quirúrgicos (27.9%), diagnósticos con equipos médicos (10.0%) y consultas médicas (4.5%).  

Relación entre corrupción en la salud y percepción del gobierno  

El análisis de la relación entre las experiencias de corrupción en el acceso a la salud y la percepción de legitimidad del gobierno muestra que aquellos encuestados que rara vez o nunca han tenido que pagar o recurrir a contactos personales para recibir atención médica presentan los niveles más altos de percepción de legitimidad gubernamental (M = 4.00, en una escala de 1 a 5). En contraste, quienes reportaron realizar estas prácticas con frecuencia (M = 2.31) o siempre (M = 1.64) mostraron los niveles más bajos de percepción de legitimidad del gobierno.  

Asimismo, se observó una relación inversa con la intención de protesta civil. Los encuestados que rara vez o nunca han tenido que pagar o recurrir a contactos personales presentan los niveles más bajos de intención de protesta (M = 3.72, en una escala de 1 a 7), mientras que aquellos que lo hacen con frecuencia (M = 5.52) o siempre (M = 6.34) reportan los niveles más altos.  

Diferencias por grupos de edad  

No se encontraron diferencias significativas en la experiencia de corrupción en la salud según el género de los encuestados. Sin embargo, sí se observaron diferencias según la edad. Las personas de mayor edad, particularmente los adultos mayores, reportaron haber experimentado con mayor frecuencia pagos informales y haber enfrentado un mayor impacto económico debido a estas prácticas.  

Mientras que el 35.4% de los encuestados de 18 a 29 años afirmó que la corrupción en salud ha tenido un impacto económico significativo en su hogar, este porcentaje aumentó al 54.3% entre los mayores de 60 años.  

Este estudio nos permitió conocer cómo percibe la población cubana el acceso a los servicios de salud y la presencia de prácticas informales dentro del sistema sanitario, así como el impacto que estas percepciones tienen en su vida cotidiana y en su confianza hacia las instituciones.

CRÉDITOS

La privatización silenciosa: Prácticas de corrupción en el Sistema Nacional de Salud cubano» es una investigación realizada por el equipo de Casa Palanca con el apoyo de Cubadata.