UN MÉDICO DE VERDAD: EL NEGOCIO DE LA VENTA DE SERVICIOS CLÍNICOS

Por Yunia Figueredo Cruz

Foto Casa Palanca

Médicos cubanos denuncian explotación en misiones internacionales: bajos salarios, control estatal y pésimas condiciones en Cuba. Mientras el gobierno obtiene millones, los hospitales se deterioran. La exportación de servicios médicos sostiene un sistema de salud colapsado y es calificada como esclavitud moderna.

«Un médico cubano no es lo mismo en una misión, que cuando está dentro de Cuba», dice César Romero, director de un hospital de La Habana, quien presume de tener en su expediente tres misiones internacionalistas. 

«Es cierto que en la misión estás bajo la lupa de los supervisores. En cambio, trabajas mejor que en Cuba, con un salario veinte veces mayor, con el instrumental necesario, los equipos, los medicamentos, que puedes recetar sin preocupación porque se encuentran en las farmacias. Por otro lado, en Cuba apenas hay medicinas. Es un sálvese quien pueda», asegura el doctor Romero, que sobrevive con los regalos que le hacen los pacientes en el hospital. 

«Ayer llegué a la casa premiado», dice. «Una familia del campo a la que le conseguí un turno en el quirófano me llenó el maletero. Tengo vianda asegurada por buen tiempo».

La «corrupción justificada» en el sector de la salud se ha extendido. Ante tanta carencia, las familias se ven obligadas a cubrir las necesidades hospitalarias por sus medios y hacer regalos a los médicos para acceder a turnos de operaciones o tratamientos.

Otro que sucumbió a este fenómeno es el doctor Ulises Ramírez. Dice que cuando era el jefe de la sala B del Hospital Militar le obsequiaban muchas botellas de ron y tuvo problemas de alcoholismo. «Ahora solo acepto comida, o dinero».

Militante del Partido Comunista desde hace 27 años y defensor de la Revolución a capa y espada, el doctor Ramírez fue jefe de sala en hospitales de Diez de Octubre y Centro Habana, pero fue confinado a un consultorio hasta curarse de la adicción.

Si se le pregunta sobre las causas de la pésima situación en el sector de la salud, en contraste con el creciente número de brigadas médicas viajando a otros países, responde: 

«Hay que analizar la cuestión desde un punto de vista objetivo, porque una cosa complementa la otra. Las misiones sostienen al sistema de salud. Los países pobres nos necesitan y allí vamos nosotros. Claro, precisamos de ese dinero para levantar el sector, que ha decaído. ¿Por culpa de quién? Del bloqueo. Del imperialismo».

La mayor parte del dinero proveniente de la venta de servicios médicos queda en las cuentas del Grupo Empresarial GAESA, un emporio militar del Gobierno. Según el Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OAC), las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), entre 2009 y 2022 se adjudicaron más de 69.800 millones de dólares, provenientes del pago de los servicios a las brigadas médicas internacionales. 

Estos cuantiosos recursos debían invertirse en el mejoramiento del sistema de salud pública, algo que no ocurrió. En contraste, entre 2017 y 2018, el número de hospitales en Cuba decrecía 32%. De acuerdo con el informe de OAC, las brigadas médicas desplegaron más de 50.000 cooperantes, que estuvieron en 68 países entre 2015 y 2018. A comienzos del 2023, unos 23.792 colaboradores de la salud prestaban servicios en 56 naciones.

Como parte del lucrativo negocio de la exportación de servicios clínicos, el citado informe refiere que el gobierno se apropia del 70% de los sueldos que pagan por los médicos los estados receptores. Estas misiones han sido denunciadas por la comunidad internacional y calificada por organismos multilaterales como una forma de esclavitud moderna.

Misael Cancio es uno de los tantos profesionales de la salud que logró abandonar una misión médica y llegar a Estados Unidos. Es especialista en Medicina General y fue uno de los médicos que trabajó en México durante la pandemia. Da testimonio de cómo vivió la misión y del desfalco del salario.

«Aquella misión fue extrema. La brigada la armaron de repente. Yo había estado en Venezuela en 2016, y cuando llegó la Covid me dijeron una mañana: «Dale, que vas para México». A la semana estaba aterrizando en el DF». 

«Las condiciones de trabajo eran buenas, en comparación con Cuba. Incluso un hospital de campaña contaba con instrumental que aquí solo se ve en las salas de terapia. Había medicamentos, y los pacientes reconocían y admiraban nuestro trabajo, pero no sabían que estábamos siendo utilizados, despojados de parte del salario, arriesgándonos lejos de la familia».

«Eso puedo decirlo ahora que estoy en libertad, porque antes ni pensarlo. En las misiones el gobierno impone un reglamento que vulnera los derechos fundamentales, a la privacidad, a la libertad de movimiento, a la libertad de expresión, de asociación. Te controlan con quién te relacionas, con quién hablas. Te quitan el pasaporte cuando llegas al país. No puedes estar fuera del albergue después de las 10 de la noche. Un régimen militar».

Según datos del Instituto Nacional de Transparencia y Protección de Datos Personales (INAI), de México, el gobierno cubano se quedó con el 94,4 % del salario de los médicos enviados a México en la pandemia. De los 10.700 dólares pagados por cada especialista por tres meses de trabajo, los profesionales cubanos solo recibieron 600 dólares.

El doctor Cancio lo supo después. Supo también que la comisionada del INAI, Norma Julieta Venegas, exigió al Banco del Bienestar ofrecer claridad respecto los pagos de los médicos cubanos que arribaron al país durante la crisis sanitaria del Covid 19, como parte de un programa conjunto pactado entre los gobiernos de Miguel Díaz-Canel y Andrés Manuel López Obrador.

«El régimen cubano depende cada vez más de la exportación de profesionales para conseguir dólares», dice el doctor Cancio, quien trabaja en una clínica privada y todavía no puede ejercer como galeno. «Lo que me llama la atención es que han denunciado a Cuba en muchos organismos internacionales sobre el robo del salario de los médicos y sobre la explotación a que son sometidos en las misiones, y Cuba continúa exportando médicos. Esta semana llegó a México otra brigada. Y de otros países también solicitan contratos de profesionales de la salud».

El doctor Cancio define la vida de un médico en Cuba como un calvario. «A no ser los directivos, o los médicos de renombre, o los que tengan familiares en el extranjero, el resto son cubanos comunes que luchan como zombis por la supervivencia, sudando en bicicleta para llegar al trabajo, imbuidos en los ómnibus repletos, con un salario que les da solo para un paquete de pollo y un cartón de huevos. Por eso hay médicos que se van del país, o se fugan de las misiones, o se van para otros oficios que les reporten más ganancia, aunque sea de categoría menor. Conozco a un matrimonio de pediatras que trabajan de dependientes en una mipyme», relata.

La situación es diferente cuando se trata de una misión en el extranjero. «Si te toca un buen lugar, con buena gente, te salvas. Pero si te tocan personas afines al gobierno, aunque sean tus propios compañeros de trabajo, ahí estás arruinado. En Venezuela había que jugársela, porque había muchos velándose incluso entre ellos. México fue otra cosa. Dejé la misión y crucé la frontera. Ahora quiero revalidar el título, para ser un médico de verdad».

Sobre la autora

〰️

Sobre la autora 〰️

Yunia Figueredo Cruz

Periodista y bibliotecaria independiente. Graduada en la especialidad Tecnología azucarera, cursó la escuela de periodismo impartido por profesores de la Universidad de la Florida, en la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana. Coordinadora Nacional de las Bibliotecas Independientes. Es fundadora y su vivienda es sede del Gremio de Reporteros Independientes.

Anterior
Anterior

Profesionales sin futuro: el drama de una vocación perdida en Cuba

Siguiente
Siguiente

Criar en la oscuridad: maternidad, infancia y apagones en Cuba